Mi definición de la Amistad.

Lo primero que quiero enfatizar es la diferencia de un amigo a un conocido. Un conocido es alguien que conoces, pero no a fondo. Amigo es aquel en que confías y puedes contar en él. Lo otro que quiero decir es que mi definición proviene de la música. Para mí la vida es un musical, no importa la situación que esté pasando hay una canción que va con ella. Hay veces que parece que el cantante está comentando sobre lo que está pasando en ese preciso momento. Bueno aquí les va: 

“Amigo es aquel que te extiende la mano, se ocupa de ti no te echa a un lado, la vida daría de ser necesario y siempre pregunta por ti. Te dice te quiero y te lo demuestra. A la hora que sea puedes llamarme, si me necesitas yo iré corriendo. A donde tu estés nada me obliga. A la hora que sea puedes buscarme, Si sientes que el mundo se te viene encima, yo iré a tu lado. A la hora que sea cuenta conmigo, yo aguanto llanto y risas también. ” 

El final de nuestra historia.

Esta vez me toco a mi escribir el final de nuestra historia. Me quedo con los recuerdos de lo que fuimos y olvidare todo el daño que nos hicimos. Aquellas noches en las que recorría tu cuerpo. Tus labios susurrando a mi oído. Como me perdía en tus ojos. Estos son los recuerdos que me llevo. Te deseo toda la felicidad que no tuvimos. Es momento de continuar nuestros caminos… 

El pasado.

Hay un dicho que dice: “El que no conozca su pasado está condenado a revivirlo.” Yo tengo que aceptar que tuve la esperanza de revivir una relación. Pero el pasado no puede recrearse, solo aprender de él. Este fin de semana aprendí  esto, siento que estas últimas semanas gaste todas mis energías tratando de traerlo al presente.

 Las situaciones han cambiado y yo ya no soy la misma persona. Descubro que tengo un hambre de aprender y crecer, que tu no compartías. La vida nos lleva por caminos separados y solo quedan los recuerdos que escondimos en el pasado. 

No te puedo decir el porqué.

Dicen que no puedes escoger a tu familia. Pero he sido afortunado al encontrar en mi camino a personas que se han convertido en eso, mi familia. Hermanos, Hermanas e hijas. Personas que ponen una sonrisa en mi boca, me toman en sus brazos cuando más lo necesito. Secan mis lágrimas y comparten mi alegría. Es por ellas que doy el máximo, el cansancio no me vence. Las distancias se hacen cortas y no hay batalla que no pueda ganar. 

Hay quienes se preguntan por qué lo hago, que me gano. O imaginan que debo tener algún motivo siniestro. La verdad es que hay veces que ni yo mismo se el porqué. Me siento útil, me llena el corazón darles una sorpresa, algún detalle que les deje saber que son importantes y que los aprecio. 

No es fácil abrirle tu corazón a alguien. No todo el tiempo funciona. Es doloroso cuando te fallan o te olvidan. Pero esto no debe ser un obstáculo. Hay que seguir, hay que arriesgarse. Porque cuando funciona, no hay mayor felicidad que recibir a un nuevo miembro de la familia.

Frágil

Quizás no lo notes al verme, pero tengo un lado sensitivo. En esta vida he desarrollado una armadura que llevo puesta todo el tiempo. Me protege de los comentarios, criticas, pero a la vez me mantiene alejado del resto del mundo. De lo único que no me protege es del dolor ajeno. 

Mentiría si dijera que nada me importa en este mundo. La verdad es que hay personas que están en mi vida, que han pasado mis defensas. Que me ven como realmente soy, con las que puedo ser yo mismo. No necesito llevar máscaras, pretender ser el más fuerte, guapo o el más serio. Solo Yo. 

Pero cuando estas personas pasan por momentos difícil, cuando comparten sus lágrimas, es ahí que siento su dolor. Las situaciones varían, lo que no, es mi deseo de resolverlas. De darles mi apoyo y las herramientas para salir adelante. Alguien una vez me dijo: ” Si alguien sufre de hambre y le das de comer este estará satisfecho un día, pero si le ensenas a pescar este se mantendrá por el resto de sus días.”

Por más tentado que me vea no debo intervenir directamente. Hay que dejar que resuelvan sus problemas, que aprendan de sus errores. Solo intervenir si están en peligro. Es este “frágil” balance con el que debo luchar día a día.